Frase de la semana:
"-¿Y a tí? ¿Qué te importa ese imbécil? Si quiso casarse con una sinvergüenza es su problema...
-¡Tú también quisiste casarte con ella!
-Muy bien... Veo que ya llegó el momento de hablar. Hablemos, entonces. Pero con la verdad, Mónica, nada más que con la verdad ¿Estás de acuerdo?"
@Moni-M, he puesto tu nuevo capitúlo aquí, así que se puede commentar
FLECOS DEL PASADO CAPITULO 29
Todavía alcanzaba revivirlo y todavía su memoria conseguía volver sobre sus pasos, retroceder en el tiempo, regresar y situarse en aquel escenario, en el interior de aquella situación tan sorprendente como embarazosa y traerla, de nuevo, ante sí como si todo hubiese ocurrido tan solo hacía unos instantes. Podía percibir aquella fría sensación de desasosiego y ahogo recorriéndole el cuerpo tras escuchar las frías e insensibles palabras en boca de Rita. Aquel estremecimiento era el que, por unos instantes, parecía paralizar su mente y, a la vez, su cuerpo mientras que, a lo lejos, el eco de las hirientes carcajadas de la mujer parecían ahogarse en la gélida habitación a la vez que un manto nebuloso apenas podía mostrarle el desencajado rostro de su hermano. Como una escurridiza sombra se dirigió hacia la puerta zafándose con desidia de unos untuosos brazos que intentaban retenerlo, como diera lugar, en medio de provocadoras, sinuosas y acarameladas sonrisas perversas. No la miró, no la escuchó tan solo huyó, se escabulló cabizbajo hacia el refugio que le brindaba su recámara tratando de esquivar una inevitable tormenta que ahora, irremediablemente, traía consigo y que traería para el resto de su vida.
¿Cómo podían haber desembocado todos aquellos acontecimientos en esta situación? Tenía una hija ¿¡una hija!? ¡una hija que era sangre de su sangre!... parte plena de todo su ser, y pensar en tantos años sumergido en las aguas de la ignorancia sin ni siquiera permitir que la sombra de la sospecha pudiera acercarle a tal hecho lo desconcertaba. Sin embargo, ahora, en aquel momento algo cambiaba y, al mismo tiempo, todo seguía continuando de la misma forma. Aquel descubrimiento no llegaba a alterar la intensidad de sus sentimientos puesto que a esos niños siempre los había querido como suyos propios pero el saberse poseedor de la paternidad biológica no podía evitar que una nueva sensación, una cálida emoción que lo embargara, si cabe, todavía más por dentro. No obstante, todo ese nuevo gozo, esa alegría de saberse poseedor de un lazo de unión infinito, aquel que acreditaba que su vida estaba ligada plenamente a la de aquella personita chocaba con todo aquello que pudiera estar padeciendo en aquellos momentos Raúl y es que mientras ordenaba todas sus nuevas sensaciones su consciente y, a la vez, su subconsciente se había desentendido totalmente de la situación vivida por su hermano y su cuñada.
Raúl su endeble Raúl. Conociéndolo podía imaginar lo que podía estar sufriendo. Tendría que hablar con él, revelarle todo explicarle todo lo que tenía que haberle explicado en su momento, advirtiéndole de la persona que era Rita aún a sabiendas de que él no atendiera a sus razones y que todas sus advertencias y argumentos llegasen a ser infructuosos y ahogados en el mar de la incomprensión pero debiera haberlo intentado al menos.
Descendió por las escaleras en dirección a la biblioteca intentando retomar una situación que, quizás, ya había tomado su propio camino. La habitación tan solo estaba ocupada por una mujer que con sus manos apartaba los visillos del ventanal mientras escudriñaba la noche oscura a través de los vidrios.
-Elvira
-Juan ¿qué ha ocurrido? Escuché gritos, distinguí la voz de Raúl, me alarmé y fue cuando lo vi salir sujetando violentamente a Rita por un brazo arrastrándola fuera de la mansión. Estoy preocupada Juan debes ir tras ellos. Temo que ocurra una desgracia.
-Los encontraré Elvira Debo encontrarlos y aseguró mientras le sujetaba los hombros- todo se solucionará.
-Dios lo quiera hijo
Le sobraban los motivos para sentirse atenazado, para sentirse paralizado por los acontecimientos, por la salida a la luz de aquel secreto deliberadamente enterrado y es que al haber salido a la luz de la realidad había causado demasiadas emociones, tantos sentimientos encontrados, tantos senderos que se abrían para unos y tantos que se cerraban para algunos otros.
Porque si bien era cierto que el conocer sus mayores vínculos biológicos con Marina, no iba a cambiar o incrementar el, ya inmenso, amor por ella, el que siempre la había sentido dentro de sí como si ya fuese poseedor de ese legítimo derecho, tenía que reconocer que, en el fondo de su alma, crecía una sensación nueva, distinta, reconfortante .donde emergía el peso de la responsabilidad adquirida en esa nueva situación.
Pero todas esas sensaciones que invitaban a analizar la nueva situación de una manera sosegada para asimilar los nuevos roles adquiridos lejos estaba de la realidad tal disposición.
Porque él tenía que dejar a un lado sus sentimientos, apartarlos por unos instantes y pensar que existía la otra cara de la moneda, lo que Raúl estaría experimentando en aquellos momentos en los que suponía que toda su vida, su endeble castillo de naipes, se desmoronaba por completo en un solo segundo, en un solo instante. Y eso era lo que le impedía permitirse el lujo de paralizarse. Algo dentro de sí le enviaba temibles señales, le advertía del peligro. Raúl era débil e incapaz de tomar decisiones por sí mismo de una manera fluida y segura y mucho menos controlar situaciones complicadas y extremas. Raúl era simplemente Raúl y, por ese motivo tenía la sensación de que la desgracia se podía cernir sobre ellos de manera acuciante y que debía localizarlos a como diese lugar y lo antes posible, antes de que la fiereza del peligro los atrapase entre sus garras.
Corrió a través del jardín y se dirigió a la playa. La oscuridad que intentaba invadirlo todo era retada y contratacada con el halo plateado de la luna llena que se erigía como ama y señora de la noche. Gracias a ello certificó que la playa se encontraba desierta y que en la Palapa no podían encontrarse puesto que, tan solo, él tenía las llaves que daban acceso a ella.
Volvió sobre sus pasos y se dirigió al centro de San Pedro. Era más de medianoche y las calles desérticas no le mostraban el camino a seguir. El silencio reinaba al doblar la esquina, al recorrer las calles, al detenerse suplicando algún tipo de información que le señalase el camino. Deambuló durante segundos, minutos mucho más del tiempo del que disponía. De pronto le asaltó una duda el puerto solo le quedaba el puerto.
El viejo Ezequiel apuraba la última gota de su amada botella en un banco del puerto. Era un personaje entrañable en el pueblo pero su mayor perdición era la bebida. Su volátil cuerpo se movía al ritmo que le marcaba el coñac mientras su mirada se perdía sin querer encontrarse. Era el único elemento que rompía la soledad del lugar y el único con el que contaba Juan para arrancar algún tipo de información.
-Ezequiel Ezequiel - susurró Juan en su oído mientras su mano se aferraba al brazo del hombre.
-¡¡Ehhh!! Maldita sea ¿Ya estás de vuelta..ami-go? Hip!!! Jejeje ¿Ya has metido en vereda a tu patrona? Se te resistía la condenada No la veo aunque la verdad hip no veo mucho jijiji Estaba bonita tu mujercita .jejeje
Era obvio que debido al estado en que se encontraba el viejo Ezequiel confundía a los dos hermanos y lo que no convenía era llevar ese estado de confusión a un extremo adverso.
-Sí muy bonita Ezequiel y dime ¿hacia dónde me la llevé?
-Jejjejej y después dicen que el viejo Ezequiel es el que no rige bien de la cabeza Vaya...vaya pues tú no andas muy bien cuando no sabes lo que hiciste Ay, muchacho no hay que beber tanto sino mírate qué cabezota la tuya que no sabe adónde va.
-Joajana Tienes toda la razón Pero dime esta cabeza me falla y no me acuerdo donde dejé la mujercita dime.
-Pues allá hombre te la llevaste en el barco ¿Qué pasa?... ¿Te la perdiste en el mar?
-Gracias Ezequiel Toma -le metió varios billetes en la mano.- Tómate algo caliente y ve a dormir.
-¡¡Vaya!!...Pues no tienes tan mal la cabezota Vete a ver si la encuentras.
-Eso espero Ezequiel eso espero.
Juan corrió apresuradamente hacia una de las lanchas motoras de su propiedad. Esperaba que tuviera combustible y que la llave todavía se encontrase en el escondido lugar donde, confiadamente, la guardaba. Afortunadamente se daban las dos circunstancias. No podía perder más tiempo, aquello no le gustaba ni lo más mínimo y le asustaba el hecho de que Raúl se hubiese adentrado en la inmensidad del mar con la presión emocional que cargaba sobre sus espaldas, con las provocaciones de Rita sobre su cabeza y con la inexperiencia con la que siempre se había relacionado con el mar. La luna más llena que nunca presidía majestuosamente una plácida noche que lejos estaba de presagiar lo que ocurriría posteriormente. Daba gracias al cielo que el halo luminoso que desprendía le permitiese ampliar el radio de visión, posición más que ventajosa a la hora de localizarlos en el menor tiempo posible. Con experimentada destreza manejaba la lancha motora, de un lado al otro como si estuviese a plena luz del día. Confiaba que su habilidad y la inoperancia de Raúl en cuestiones marítimas le diesen esa ventaja que le permitiese llegar a ellos lo antes posible. Inconscientemente abría los ojos de una cuarta le dolían de tanto hacerlo como si no quisiese que ni el mínimo detalle se escapase a ellos. No sabía cuánto tiempo llevaba en alta mar cuando divisó una pequeña luz a lo lejos y que se agrandaba a medida que las distancias se acortaban. Aminoró la velocidad y pudo distinguir dos figuras en la proa del barco. Por sus gestos dedujo que estaban en plena discusión. Las manos de una de ellas se agitaban en el aire violentamente mientras la otra persona parecía hacer caso omiso de todo lo que le estaban diciendo. Eran ellos, tenían que ser ellos quienes más iban a ser a aquellas intempestivas horas. Tenía que intervenir y debía hacerlo para evitar que ocurriese alguna desgracia. Pero aquella aglutinante desgracia le llevaba delantera a Juan y sin apenas darse cuenta vio como el hombre agarraba violentamente a la mujer y la zarandeaba sin parar. De pronto, un aterrador estruendo pareció partir en dos el mar y en escasos segundos rayos y truenos lo invadieron todo a la vez que un fuerte viento levantó el oleaje jamás visto por los ojos de Juan en toda su vida.
No supo y, más tarde, no pudo recordar ni relatar todas las vicisitudes que tuvo que padecer para defender su vida en una mortal batalla contra las fuerzas de la Naturaleza. Tan solo recordaba haber sido rescatado en medio del mar, exhausto, abandonado a su suerte y sin fuerzas para proseguir una lucha que ya había dado por perdida. Aun así, en aquellas terribles circunstancias su mente seguía la senda de su objetivo inicial
-Raúl Raúl- susurraba a sus rescatadores.
Durante dos días San Pedro se movilizó poniendo todos los medios posibles a su alcance para dar, para bien o para mal, con Raúl y Rita. El cuerpo de la mujer apareció al tercer día y poco tiempo después las esperanzas de encontrar con vida a Raúl se fueron esfumando poco a poco y cuando ya todos aceptaban el fatal desenlace se suspendió la búsqueda. El sentido común imponía la teoría de que era imposible que alguien pudiese sobrevivir tantos días en el agua y la muerte de Raúl fue aceptada por todos. Por todos o por, casi todos, porque existían tres personas que sabían que aquello no era así. Mario y Juan Alcázar junto con su leal servidor Damián habían formado parte de los grupos de rescate. Sin embargo, ellos no cejaron, ni un instante, en su empeño de encontrar a Raúl y, sin tregua, dejaban a un lado el acosador cansancio que hacía ya mella en ellos.
Fue en uno de esos momentos en los que las patrullas suspendían la búsqueda, bien porque la noche comenzaba a asomarse dificultándola o porque las condiciones climatológicas impedían el rastreo. Sin embargo, ellos no cejaron en su empeño de localizar a Raúl y, tal empeño, dio sus frutos. Lo hallaron con vida en una de las escurridizas calas que rodeaban el pueblo de San Pedro. La alegría fue tan desbordante que parecían estar fuera de sí mas ésta se fue apagando paulatinamente a medida que el verdadero estado de Raúl se mostraba ante sus ojos. Si bien físicamente no demostraba padecer daño físico importante, lo que hacía suponer que, desde el primer momento la tormenta y el temporal lo habían empujado hasta allí, otras secuelas más importantes habían hecho mella en él.
-La he matado la he matado - susurraba con la mirada perdida en el horizonte- La he matado
-No Raúl todo ha sido un fatal accidente.- afirmaba Juan con total convencimiento y seguridad.
-Yo la he matado la he matado no podía seguir escuchando sus palabras la he matado me decía tantas cosas tantas cosas malas la he matado no podía seguir escuchándola no podía seguir viéndola la he matado la he matado
-Raúl Rita no pudo sobrevivir al temporal Tú no tienes la culpa de eso.
-La he matado yo la golpeé la golpeé en la cabeza no podía seguir oyéndola la he matado y en ese momento el cielo se abrió la he matado la he matado.
Los hombres se intercambiaron interrogantes y alarmadas miradas. Ninguno de ellos pronunció ni una sola palabra pero todos sabían lo que estaba ocurriendo. Con solo mirar un segundo a Raúl se podía adivinar cuál era la dolorosa realidad a la que no podían dar la espalda.
-La he matado la he matado a Rita la he matado la he matado
La demencia se había instalado en su débil y tembloroso cuerpo. Su mirada perdida no alcanzaba el modo de hallar el camino de la lucidez y su fragilidad era más patente que nunca.
-La he matado la he matado
Y así fue como tomaron la decisión de proteger a Raúl, de protegerlo del mundo, de sí mismo, de lo que había hecho Cada uno de ellos se sentía responsable de aquella situación. Mario, por su debilidad y cobardía, al no hacerse cargo de sus hijos y permitir que Raúl se criase como una marioneta de su abuelo materno y Juan, por no haberle confesado los motivos por los que Rita había llegado a San Pedro, por no advertirle que ya la conocía, que conocía sus artimañas y sus objetivos. Ambos se sentían responsables del estado de Raúl, ambos se erigían jueces y verdugos de sus propias vidas y así fue como Raúl Alcázar desapareció del mundo y así fue como Raúl Alcázar condicionó para siempre la vida de Juan Alcázar.
Muchas gracias pero no es un capítulo nuevo. Ya lo había colgado hacía tiempo y, la verdad es que no me parecía que hubiese pasado tanto pero vi que no lo habían añadido en Relatos en curso por lo que me tomé la libertad de hacerlo. La verdad es que me gustaría acabar la historia pero tengo que volver a reelerla y recoger datos para que quede lo más coherente posible.
Ojalá y la acabses Moni! Creo que sería una buena forma de reactivar el foro! Y mira que yo no me veo capaz de acabar con la mia. Pero yo si te animo a que acabes con la tuya...Y poder comentarlas juntas, como antes jejejej! Besos Moni!
Estoy encantada con esta historia, he leído casi todas y son geniales, de verdad espero que la puedas continuar, por favor, por favor, por favoooor!
Moni, eres lo más!!
Gracias por compartir tu talento!
y esperaré con ansias el siguiente capítulo!!
ay!!! Muchas gracias...La verdad es que la jovialidad de tus palabras levanta el ánimo y, realmente, eso es lo que yo necesito en estos momentos. Y una de las cosas por las que quiero terminar el relato es por todas las personas que, de algún, modo lo siguieron.
Hoy me vino a la cabeza "Flecos del Pasado" y por aquí me pasé. Después de tantos años me gustaría terminar la historia. No me gusta dejar las cosas a medias y más con esta historia que tenia muy planificada en mi mente desde los inicios del relato
No tengo casi tiempo libre debido a mi trabajo pero considero que me vendría muy bien a mí misma finalizarla para evadire un poco. Voy a intentarlo aunque tendré que volver a leerla para ser lo mas coherente posible.
No quiero prometer terminarla pero sí prometo intentarlo
Hoy me vino a la cabeza "Flecos del Pasado" y por aquí me pasé. Después de tantos años me gustaría terminar la historia. No me gusta dejar las cosas a medias y más con esta historia que tenia muy planificada en mi mente desde los inicios del relato
No tengo casi tiempo libre debido a mi trabajo pero considero que me vendría muy bien a mí misma finalizarla para evadire un poco. Voy a intentarlo aunque tendré que volver a leerla para ser lo mas coherente posible.
No quiero prometer terminarla pero sí prometo intentarlo
¡Moni, guapa! Me alegro que quieras retomar tu historia. Sé que es difícil encontrar huecos para escribir, pero también es un pasatiempo muy bonito. Te animo a que te releas tu historia y la sigas. La releeré también cuando sigas escribiendo!!!
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